La candidata demócrata para la presidencia de EE.UU. Hillary Clinton se comprometió a apoyar un camino hacia la ciudadania americana para los inmigrantes indocumentados que ya están en los Estados Unidos, y estableció un contraste claro con los candidatos presidenciales republicanos en el tema de inmigración.
La Sra. Clinton hizo sus comentarios sobre inmigración durante una mesa redonda en una escuela secundaria de Las Vegas con los estudiantes conocidos como DREAMers, inmigrantes indocumentados jóvenes que fueron traídos a Estados Unidos cuando eran niños. «No podemos esperar más para un camino a la ciudadania pleno e igualitario», dijo Clinton en Rancho High School, donde el 70% del alumnado es hispano.
Sin mencionar nombres, Clinton dijo que los republicanos postulados para presidente en 2016 se oponen ya sea a un camino a la ciudadanía o no tienen una posición coherente al respecto. Entre los candidatos presidenciales del Partido Republicano, cualquier camino a la ciudadanía se considera una «amnistía» para los infractores de la ley. Los comentarios de Clinton se dirigen en gran medida a Jeb Bush y Marco Rubio, que han dejado de apoyar plenamente un camino a la ciudadania.
El senador Marco Rubio de Florida era parte de un grupo bipartidista que trabajó en un proyecto de ley integral de inmigración, pero ese esfuerzo fue duramente criticado por los conservadores y la Cámara de Representantes controlada por los republicanos nunca consideró la legislación. Rubio ahora dice que la protección de la frontera debe ser lo primero antes de hacer ningún esfuerzo de otorgar el estatus de ciudadania para los 11 millones de inmigrantes indocumentados que ya viven en los EE.UU.
Jeb Bush, el ex gobernador de Florida, ha dicho que está abierto a un camino a la ciudadania, pero no hasta que la frontera este controlada. Él ha dicho que un «gran plan» incluiría algún tipo de estatus legal para los inmigrantes indocumentados, pero sólo después de que haya garantías de que la frontera esta asegurada contra mas entradas ilegales.
Antes del evento de Las Vegas, la campaña de Clinton dejó claro que apoyaría un plan de inmigración que «trate a todos con dignidad y compasión, vele por el cumplimiento de la ley, proteja nuestra frontera y la seguridad nacional, y permita a personas que trabajan duro salir de las sombras y entrar en la economía formal para que puedan pagar impuestos y contribuir a la prosperidad de nuestra nación».
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